lunes, 24 de noviembre de 2014

DOCE: El testimonio de Chichita

En la Escuela de Música Nº 265 "Virgilio Scarabelli Alberti" charlamos con una mujer enamorada de la escuela que dedicó 45 años de su vida al servicio de la misma. Al retirarse no pudo despegarse de la institución que ya no era su trabajo sino su segunda casa. Un rostro legendario que, según parece, todos respetan y tienen cariño. Chichita recuerda con el sonido de los niños practicando sus instrumentos de fondo y entrecerrando los ojos como para fortalecer la memoria lo que fue la escuela de música desde sus inicios.
                "Todos me dicen Chichita, yo que sé… Yo ya me jubilé hace… ¿hace cuánto? Cuatro años ya. Estuve en la parte de secretaría durante 45 años. Sigo trabajando por vocación de servicio, mucha gente se jubila y se va, pero por lo general siempre se extraña, el compañerismo y todo. No tenía pensado volver, ¿no? No, no. Pero seguí viniendo y después me enchufaron en la Comisión Fomento, ¿viste cómo es? Te jubilás y te meten ahí que hay más trabajo (se ríe). Pero la parte administrativa viste que a la mayoría de la gente no le gusta. A mí me gustan los números, las listas, organizar.
                El día que entré a la escuela estaba en la calle Uruguay donde estaba la embajada de Estados Unidos. Porque yo llevaba a mis hermanos en ese entonces, incluso uno terminó trabajando acá de profesor de violín. Y bueno estaba la directora que era una señora que era maestra también y le pasaba lo mismo que ahora: la parte administrativa siempre estaba ahí. Y yo le dije un día: '¿querés que te ayude un poco?'. Me dijo que me quede así ya la ayudaba. Y ahí empezás, ¿viste? Ya me enchufó… Te dan un papelito y después dos y tres. Después diez o doce. Trabajé un tiempo y me quedé. Un día, en esa época visitaban mucho las escuelas los presidentes, lo que ahora no lo hacen tanto. Sobre todo la visitaban porque no la conocían, además que no existe ninguna Escuela de Música pública en toda Latinoamérica, sólo acá, hasta hoy. La directora me presentó al presidente de primaria que siempre venía y yo quedé media ahí… Los dos eran de Rivera, en aquella época ya había gente de Rivera y se conocían. Y le dijo él, él o ella, no, ella: '¿por què no le hacés un contrato? Porque para estar ayudando acá gratis...' En aquella época existía esa gente. ¡Qué divino!, ¿no? Me hicieron un contrato a término, de esos que terminan en diciembre. Y cada vez trabajaba más, ya después me chupaba la comisión para trabajar. Pasé días metida en todo eso de la Comisión Fomento. Y en el ´77 se definió todo, sí, ´77 porque en el ´78 se abrió el turno vespertino. Antes solo había un turno y la gente que iba a venir se apuntaba. Mucha gente se quejaba porque había un turno solo. Había 150 chiquilines, un turno solo. No eran de dejar a los niños. Me acuerdo que venían los hermanos Michelini, el padre era senador. Rafael vive a dos cuadras de casa y no la veo nunca. Su hermana en un momento se fue a Francia, en la época que se iban todos.
                En la dictadura no pasó nada con la escuela, por suerte. Al contrario, en aquella época vinieron militares de primaria y nosotros temblábamos, jaja. Ahí fue cuando quedó esa famosa foto que está ahí de la banda de niños, en aquella época se le daba mucha importancia a las bandas militares y ahí se formó la banda de la escuela. Estuvo precioso, al final hicieron un concierto y estuvo lindísimo."
             




             "A raíz de todo eso se abre el turno vespertino después porque estaba el coro y los chiquilines iban a actuar a los diferentes lados. Estaba el ministro de cultura que era muy amante de la música que cada vez que llegaba había que ir con los chiquilines a cantar. Allá íbamos, y a partir de eso nos preguntaron qué necesitábamos y le dijimos que el turno vespertino. En ese momento se crea allá en la calle Río Branco el turno vespertino en septiembre del ´78. No había lugar donde meter una escuela pero estaba vacía la casa que era de Baltasar Brum, esa famosa a mano derecha donde está el Ministerio de Cultura. Ahí se abrió el turno vespertino, fue una bomba porque se duplicaron los chiquilines. De vuelta inaugurar la escuela, se inauguró precioso. Cantó una chiquilina soprano, precioso. Estaba también Horacio Rubino que aparece en las murgas ahora. Ahora está gordo, gordísimo.
                Rafael Michelini no siguió música, a pesar de que venía a casa a estudiar con mi hermano. También vinieron sus hermanos Zelmar, Cecilia. Horacio Terragona está ahora en Europa y fue alumno. Por ejemplo, Rada dice que no fue alumno de la escuela. Pero cuando hicimos la fiesta acá de los 50 años, que vino el fundador Carámbula, lo nombró a él, a Estela Medina. Pero yo le dije que había una época, ahí al principio, cuando estábamos en Pocitos en la calle Barreiro, era de mañana solo y había niños matriculados en el libro pero otros no, ellos venían cuando querían, una vez por semana. Entre ese montón estaba Rubén Rada. Él dijo que sí fue alumno, lástima que este año falleció la primera maestra de la escuela con 102 años. Ella tuvo todo ese alumnado, ella me dijo que Rubén fue alumno suyo. Pero viste que de repente iban hacían un instrumento y se iban, tenían 5 años, no se acuerdan. Era distinto, después vino la reforma. Rodrigo Garmendia también fue alumno de acá. Luis Alberto Lacalle también era de los que venían cuando quería. Hay muchachas cantantes soprano que han seguido, también de violín.
                Mi padre y mis tíos eran todos maestros de violín, pero yo no seguí música. Mis primos hermanos también músicos… Hice tres años de piano cuando era chica, pero después me enfermé y estuve un año en cama por una pulmonía y después nunca volví. Con mis padres nunca aprendí, viste que dicen que con los padres nunca aprendés, dicen que no es lo más aconsejable porque uno hace lo que quiere con sus padres.
                Hay que aprovechar que acá es gratuito, no sabés los extranjeros cómo quedan cuando escuchan de este lugar, sobre todo los alemanes. Esta escuela es muy buena para la sociedad, yo siempre la defiendo. Somos misioneros"

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