En la Escuela de Música Nº 265 "Virgilio Scarabelli
Alberti" charlamos con una mujer enamorada de la escuela que dedicó 45
años de su vida al servicio de la misma. Al retirarse no pudo despegarse de la
institución que ya no era su trabajo sino su segunda casa. Un rostro legendario
que, según parece, todos respetan y tienen cariño. Chichita recuerda con el
sonido de los niños practicando sus instrumentos de fondo y entrecerrando los
ojos como para fortalecer la memoria lo que fue la escuela de música desde sus
inicios.
"Todos
me dicen Chichita, yo que sé… Yo ya me jubilé hace… ¿hace cuánto? Cuatro años
ya. Estuve en la parte de secretaría durante 45 años. Sigo trabajando por
vocación de servicio, mucha gente se jubila y se va, pero por lo general
siempre se extraña, el compañerismo y todo. No tenía pensado volver, ¿no? No,
no. Pero seguí viniendo y después me enchufaron en la Comisión Fomento, ¿viste
cómo es? Te jubilás y te meten ahí que hay más trabajo (se ríe). Pero la parte
administrativa viste que a la mayoría de la gente no le gusta. A mí me gustan
los números, las listas, organizar.
El día
que entré a la escuela estaba en la calle Uruguay donde estaba la embajada de
Estados Unidos. Porque yo llevaba a mis hermanos en ese entonces, incluso uno
terminó trabajando acá de profesor de violín. Y bueno estaba la directora que
era una señora que era maestra también y le pasaba lo mismo que ahora: la parte
administrativa siempre estaba ahí. Y yo le dije un día: '¿querés que te ayude
un poco?'. Me dijo que me quede así ya la ayudaba. Y ahí empezás,
¿viste? Ya me enchufó… Te dan un papelito y después dos y tres. Después diez o
doce. Trabajé un tiempo y me quedé. Un día, en esa época visitaban mucho las
escuelas los presidentes, lo que ahora no lo hacen tanto. Sobre todo la
visitaban porque no la conocían, además que no existe ninguna Escuela de Música
pública en toda Latinoamérica, sólo acá, hasta hoy. La directora me presentó al
presidente de primaria que siempre venía y yo quedé media ahí… Los dos eran de
Rivera, en aquella época ya había gente de Rivera y se conocían. Y le dijo él,
él o ella, no, ella: '¿por què no le hacés un contrato? Porque para estar
ayudando acá gratis...' En aquella época existía esa gente. ¡Qué divino!, ¿no? Me
hicieron un contrato a término, de esos que terminan en diciembre. Y cada vez
trabajaba más, ya después me chupaba la comisión para trabajar. Pasé días
metida en todo eso de la Comisión Fomento. Y en el ´77 se definió todo, sí, ´77
porque en el ´78 se abrió el turno vespertino. Antes solo había un turno y la
gente que iba a venir se apuntaba. Mucha gente se quejaba porque había un turno
solo. Había 150 chiquilines, un turno solo. No eran de dejar a los niños. Me
acuerdo que venían los hermanos Michelini, el padre era senador. Rafael vive a
dos cuadras de casa y no la veo nunca. Su hermana en un momento se fue a
Francia, en la época que se iban todos.
En la
dictadura no pasó nada con la escuela, por suerte. Al contrario, en aquella
época vinieron militares de primaria y nosotros temblábamos, jaja. Ahí fue
cuando quedó esa famosa foto que está ahí de la banda de niños, en aquella
época se le daba mucha importancia a las bandas militares y ahí se formó la
banda de la escuela. Estuvo precioso, al final hicieron un concierto y estuvo
lindísimo."
En la Escuela de Música Nº 265 "Virgilio Scarabelli
Alberti" charlamos con una mujer enamorada de la escuela que dedicó 45
años de su vida al servicio de la misma. Al retirarse no pudo despegarse de la
institución que ya no era su trabajo sino su segunda casa. Un rostro legendario
que, según parece, todos respetan y tienen cariño. Chichita recuerda con el
sonido de los niños practicando sus instrumentos de fondo y entrecerrando los
ojos como para fortalecer la memoria lo que fue la escuela de música desde sus
inicios.
"Todos
me dicen Chichita, yo que sé… Yo ya me jubilé hace… ¿hace cuánto? Cuatro años
ya. Estuve en la parte de secretaría durante 45 años. Sigo trabajando por
vocación de servicio, mucha gente se jubila y se va, pero por lo general
siempre se extraña, el compañerismo y todo. No tenía pensado volver, ¿no? No,
no. Pero seguí viniendo y después me enchufaron en la Comisión Fomento, ¿viste
cómo es? Te jubilás y te meten ahí que hay más trabajo (se ríe). Pero la parte
administrativa viste que a la mayoría de la gente no le gusta. A mí me gustan
los números, las listas, organizar.
El día
que entré a la escuela estaba en la calle Uruguay donde estaba la embajada de
Estados Unidos. Porque yo llevaba a mis hermanos en ese entonces, incluso uno
terminó trabajando acá de profesor de violín. Y bueno estaba la directora que
era una señora que era maestra también y le pasaba lo mismo que ahora: la parte
administrativa siempre estaba ahí. Y yo le dije un día: '¿querés que te ayude
un poco?'. Me dijo que me quede así ya la ayudaba. Y ahí empezás,
¿viste? Ya me enchufó… Te dan un papelito y después dos y tres. Después diez o
doce. Trabajé un tiempo y me quedé. Un día, en esa época visitaban mucho las
escuelas los presidentes, lo que ahora no lo hacen tanto. Sobre todo la
visitaban porque no la conocían, además que no existe ninguna Escuela de Música
pública en toda Latinoamérica, sólo acá, hasta hoy. La directora me presentó al
presidente de primaria que siempre venía y yo quedé media ahí… Los dos eran de
Rivera, en aquella época ya había gente de Rivera y se conocían. Y le dijo él,
él o ella, no, ella: '¿por què no le hacés un contrato? Porque para estar
ayudando acá gratis...' En aquella época existía esa gente. ¡Qué divino!, ¿no? Me
hicieron un contrato a término, de esos que terminan en diciembre. Y cada vez
trabajaba más, ya después me chupaba la comisión para trabajar. Pasé días
metida en todo eso de la Comisión Fomento. Y en el ´77 se definió todo, sí, ´77
porque en el ´78 se abrió el turno vespertino. Antes solo había un turno y la
gente que iba a venir se apuntaba. Mucha gente se quejaba porque había un turno
solo. Había 150 chiquilines, un turno solo. No eran de dejar a los niños. Me
acuerdo que venían los hermanos Michelini, el padre era senador. Rafael vive a
dos cuadras de casa y no la veo nunca. Su hermana en un momento se fue a
Francia, en la época que se iban todos.
En la
dictadura no pasó nada con la escuela, por suerte. Al contrario, en aquella
época vinieron militares de primaria y nosotros temblábamos, jaja. Ahí fue
cuando quedó esa famosa foto que está ahí de la banda de niños, en aquella
época se le daba mucha importancia a las bandas militares y ahí se formó la
banda de la escuela. Estuvo precioso, al final hicieron un concierto y estuvo
lindísimo."
"A raíz de todo eso se abre el turno vespertino después
porque estaba el coro y los chiquilines iban a actuar a los diferentes lados.
Estaba el ministro de cultura que era muy amante de la música que cada vez que
llegaba había que ir con los chiquilines a cantar. Allá íbamos, y a partir de
eso nos preguntaron qué necesitábamos y le dijimos que el turno vespertino. En
ese momento se crea allá en la calle Río Branco el turno vespertino en
septiembre del ´78. No había lugar donde meter una escuela pero estaba vacía la
casa que era de Baltasar Brum, esa famosa a mano derecha donde está el Ministerio
de Cultura. Ahí se abrió el turno vespertino, fue una bomba porque se
duplicaron los chiquilines. De vuelta inaugurar la escuela, se inauguró
precioso. Cantó una chiquilina soprano, precioso. Estaba también Horacio Rubino
que aparece en las murgas ahora. Ahora está gordo, gordísimo.
Rafael
Michelini no siguió música, a pesar de que venía a casa a estudiar con mi
hermano. También vinieron sus hermanos Zelmar, Cecilia. Horacio Terragona está
ahora en Europa y fue alumno. Por ejemplo, Rada dice que no fue alumno de la
escuela. Pero cuando hicimos la fiesta acá de los 50 años, que vino el fundador
Carámbula, lo nombró a él, a Estela Medina. Pero yo le dije que había una época, ahí al principio, cuando estábamos en Pocitos en la calle Barreiro, era de mañana
solo y había niños matriculados en el libro pero otros no, ellos venían cuando
querían, una vez por semana. Entre ese montón estaba Rubén Rada. Él dijo que sí
fue alumno, lástima que este año falleció la primera maestra de la escuela con
102 años. Ella tuvo todo ese alumnado, ella me dijo que Rubén fue alumno suyo.
Pero viste que de repente iban hacían un instrumento y se iban, tenían 5 años,
no se acuerdan. Era distinto, después vino la reforma. Rodrigo Garmendia
también fue alumno de acá. Luis Alberto Lacalle también era de los que venían
cuando quería. Hay muchachas cantantes soprano que han seguido, también de
violín.
Mi
padre y mis tíos eran todos maestros de violín, pero yo no seguí música. Mis
primos hermanos también músicos… Hice tres años de piano cuando era chica, pero
después me enfermé y estuve un año en cama por una pulmonía y después nunca
volví. Con mis padres nunca aprendí, viste que dicen que con los padres nunca
aprendés, dicen que no es lo más aconsejable porque uno hace lo que quiere con sus
padres.
Hay que
aprovechar que acá es gratuito, no sabés los extranjeros cómo quedan cuando
escuchan de este lugar, sobre todo los alemanes. Esta escuela es muy buena para
la sociedad, yo siempre la defiendo. Somos misioneros"
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