Con esa frase
de una niña de primaria, trece alumnos nuevos arribaron el pasado martes 21 de
octubre a la Escuela Experimental de Malvín. Su llegada fue emocionante, tan así
que las lágrimas no tardaron en aparecer en algunos niños que esperaban a los
nuevos integrantes y en adultos que especialmente se acercaron a Decroly y
Michigan para observar el destacado suceso.
Es que
los trece niños que se dividirán entre 1º, 3º, 5º y 6º de primaria son sirios y
pertenecen a las cinco familias que llegaron a Uruguay el 9 de octubre. La relevancia
de la situación permite hoy en día, tal vez irónicamente, que los uruguayos
sean más conscientes de lo que realmente está sucediendo. El shock, cambio y la rapidez de los acontecimientos para las
familias sirias hacen que sus mentes vivan en un estado de permanente sorpresa,
en el que las emociones se protegen mediante el asombro.
Estos
42 refugiados sirios vieron con sus ojos los desastres más atroces de la
humanidad. El peligro, la tristeza de perder seres queridos, el miedo o mejor
dicho terror, representan la forma de vivir a diario para las personas testigos
de una guerra civil que ya cumple tres años. La cantidad de refugiados sirios
asciende a tres millones, casi la población uruguaya, y nuestro país, mediante
el plan promulgado por el presidente José Mujica y el Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ha abierto las puertas para ayudar
al prójimo.
Para
la historia quedará entonces aquel 21 de octubre de 2014 en que las sonrisas
fueron la consigna en un día de clases que ninguno de los presentes olvidará. Con
una breve ceremonia en la que se cantaron canciones alegres nacionales en
conjunto con estrofas traducidas al árabe, los niños llegaron en un ómnibus cortesía
de CUTCSA, recibieron de parte de alumnos y maestros la simbólica túnica blanca
con la elegante moña azul y comenzaron a lucirse con algunas palabras en
español como “hola” o “muchas gracias”.
Las
cinco familias sirias están actualmente viviendo en la Casa de Retiros de Los
Hermanos Maristas, recibiendo clases de español diarias para adaptarse tanto al
idioma como a las costumbres y leyes de nuestra patria. El objetivo es claro:
padres que puedan trabajar, chicos que puedan estudiar. ¿El resultado? Comodidad
y comenzar a sentir a este pequeño territorio como una segunda casa que, en
cuanto quieran, puede ser su primera casa. Intentar dar las oportunidades que
todos merecen a personas que sufrieron realidades inhumanas e injusticias
provocadas por el afán de poder.
A
partir del año que viene, cuando sean realojados, los niños irán
distribuyéndose entre los distintos centros educativos de Uruguay. Además, un segundo grupo de 80 refugiados sirios llegarán a nuestro país en febrero
de 2015. Con los brazos abiertos, un 69% de los uruguayos está de acuerdo con
la llegada de estos iguales y le dicen: bienvenidos sean.
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